Luna
Las noches de luna llena son especiales. Sobretodo en invierno, en Enero y Febrero, cuando la luna es la más clara del año. Y sobretodo cuando la nieve lo cubre todo y la noche es casi tan clara como el día. Parecería de día sino fuera porque bajo la luz de la luna los colores se pierden y el paisaje pasa a estar en blanco y negro, o más bien en multitud de tonos de blanco, con sombras, nunca completamente negras. En estas noches un paseo nocturno es una experiencia inolvidable, casi mágica. Por ejemplo, una excursión fácil es llegar con raquetas de nieve hasta la majada del Ranadoiro, siguiendo el camino que parte al lado de la antigua escuela. Se asciende hasta el cementerio por un empinado camino, luego se sigue ascendiendo ya más suavemente hasta la pradera de Fasgares. Mirando atrás el pueblo va quedando abajo, único punto iluminado, encajado entre las altas montanas que nos rodean. Una vez en la pradera si pasáramos el collado del Mixiaderiro que nos queda a la izquierda iríamos hacia el Puerto de Somiedo, pero la propuesta es seguir hacia delante por el camino que bordea la pradera y luego asciende, primero al aprisco, una pequena nave de reciente construcción. Y si seguimos ascendiendo llega hasta la antigua choza de la majada, desde donde se tiene una visión bastísima: las montanas se pierden en el horizonte por los cuatro costados, como si la cordillera fuera infinita. Merece la pena marcar en el calendario las lunas llenas de invierno. |